jueves, 23 de diciembre de 2010


Rebuscando en el Baúl, encontré un papel amarillento que parecía tener más años que yo así que pregunté a la señorita McArty por el origen del mismo y por qué guardaba un papel sin nada escrito. Según me explicó, no estaba vacío sino que contenía un mensaje oculto que una joven princesa asiática le había escrito hacía ya mucho tiempo. La princesa, de nombre Lulú, era una niña muy lista a la que le gustaba hacer experimentos de todo tipo para ponerlos en práctica en palacio con sus sirvientes, a quienes traía locos.

Pronto entablaron buena relación ella y la señorita McArty así que durante un tiempo se estuvieron escribiendo. Pasaron los años y la princesa Lulú contrajo matrimonio con un emperador. No obstante, en honor a su amistad, la señorita McArty recibió un mensaje de ella antes del enlace. Dicho mensaje era el que yo tenía entre manos así que decidimos acercar al candil aquél trozo de papel para descubrir lo que estaba escrito:

“ La amistad es como esta caligrafía: puedes no verla, pero siempre estará ahí”

De nuevo, El Baúl de la Princesa se convirtió en algo más que un simple mueble.
A la señorta McArty, llegado el invierno, siempre le gustaba recordar la misma historia de la joven esquiadora Carlota Wiggings, así que yo, sólo me limitaba a escuchar y disfrutar:

En "Luz - Ardiden",  todos temíamos ante el riesgo de una avalancha, así que nos refugiamos en las casas y tabernas más alejadas, al calor de una taza de puro chocolate suizo. De repente, un sonoro estruendo y todos pudimos ver el espectáculo que produce la nieve arrollando todo a su paso. Sin embargo, una mujer con voz temblorosa y ayudada de unos prismáticos, aseguró que alguien estaba esquiando. Asustados por aquella temeridad, nos asomamos a los ventanales para contemplar cómo un joven estaba  por delante de la nieve descendiendo a una velocidad superior a la que ninguno habíamos, ni siquiera, imaginado.

Carlota PVP 5 €

Finalmente y no sin sobresaltos, nuestro héroe llegó -casi parecía que volando-, hasta nuestra situación y cuál fue nuestra sorpresa cuando, tras quitarse las gafas, descubrimos que no era él, sino ella, nuestra esquiadora enmascarada. La joven Carlota Wiggings, con su gorrito de pompones y su sonrisa burlona, había desafiado a la montaña y salido sana y salva de su atrevimiento.


    Aún hoy, decía Clair McArty, me parece verla bajarse de sus tablas como si fuera como tú: una princesa. De hielo, pero princesa al fin y al cabo

domingo, 12 de diciembre de 2010

Se acerca la Navidad y Clair McArty como cada año decora su hogar con un árbol muy especial. En el Bául de la Princesa puedes conseguir uno igual.


Broche árbol de Navidad pvp 5 €
 


En el Baúl, junto al resto de figuras del Nacimiento encontré a un señor regordete y vestido de rojo, que con una risa digna de recordar, llamaba la atención con el único objetivo de formar parte del Belén.


Broche Papa Noel 5 €

muérdago pvp 4,5 €




domingo, 5 de diciembre de 2010


Broche Amanda
pvp 4,5 €

Esta vez me sorprendió encontrar un libro titulado “Amanda se va de excursión”, no comprendía que importancia podía tener para Clair, puesto que me parecía un simple relato para niños, así que decidí ojearlo en busca de alguna pista.

Broche Blanquita
pvp 4 €
Era la historia de una niña llamada Amanda que pasaba miles de aventuras junto con su amiga blanquita, una pequeña oveja de cara y patitas negras. Sin embargo esto no me parecía demasiado interesante como para ocupar un rincón en El Baúl de la Princesa.

Al cerrarlo para devolverlo a su sitio, descubrí que la autora de ese pequeño libro, no era otra que nuestra querida Clair McArty, y que estaba dedicado a la pequeña Amanda, la hija que nunca tuvo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Subí al desván y cogí un viejo cartel taurino que contenía una dedicatoria: "Para Clair, con todo mi cariño. Espero que nos volvamos a ver otra noche de luna llena". Movida por la curiosidad, pregunté a la señorita McArty sobre esto, y ella, con la sonrisa dibujada en el rostro, me dijo:

PVP 5 €
-"Princesa, cuando yo era más joven recorrí España con unos amigos. Con la cámara de fotos en mano, fui conociendo gente de lo más interesante y una buena tarde, en Valencia, conocí a Bombita, un torero de la tierra. Entablamos cierta amistad y una noche, en su finca, con la luna iluminando el campo, me llevó al cerrado donde pastaban las vacas bravas. Allí, ni corto ni perezoso, saltó el vallado y comenzó a torear a una de ellas. El ruido de la noche, la vaca, él y yo, fuimos los únicos testigos de ese momento especial."
- "¿Y qué pasó con Bombita?", pregunté
- "Pues pasó que yo continué mi viaje y no volvimos a vernos hasta unos años después aunque nuestras vidas ya eran otras..."

Lo que en un principio se prometía como romance de radionovela, luego se quedó en una simple amistad, pensé para mis adentros. Y así, con este desengaño amoroso vivido en la piel de otro, me fui a mi casa pensando tan sólo en una cosa: mañana volvería a ver qué nueva aventura me deparaba El Baúl de la Princesa

martes, 30 de noviembre de 2010

     De nuevo en el desván la señorita McArty me pidió que le acercara el camafeo negro y blanco, mientras lo miraba con ojos de nostalgia, y me dijo:

    -"¿Lo ves Princesa? perteneció a mademoiselle Juliette, una heroína, aunque no aparezca en los libros. Era una dama de la aristocracia francesa con la que mi familia mantenía negocios. Alta y de buen parecido, era capaz de atraer la atención de todo el mundo al entrar en una sala. Sin embargo, ansiaba ir a encontrarse con su prometido a Nueva York, un joven al que auguraban una brillante carrera en los negocios.

PVP 5 €

Un buen día, apareció con un billete destino a Nueva York y dispuesta a cerrar su etapa en Londres para acudir junto a Sam, su prometido. Era la felicidad personificada.
Días más tarde, nos enteramos que su barco, el Titanic, había sufrido un accidente. Según nos contaron, Mademoiselle Juliette ayudó en las tareas de salvamento de mujeres y niños, aunque por desgracia, jamás volvimos a verla..."

   En ese momento, los ojos de la señorita Clair se llenaron de lágrimas. Para devolverle la sonrisa tan sólo podía hacer una cosa: volver a por otra historia a El Baúl de la Princesa

domingo, 28 de noviembre de 2010


Chloe PVP 5 €

En esta ocasión, mi ojos se detuvieron ante un retrato de una mujer de semblante distinguido y con cierto halo de misterio, y no pude resistirme a preguntarle a la señorita Clair quien con su habitual amabilidad me respondió:

- "Princesa, ya hace mucho de este retrato. Era verano, cuando recibi una invitación de una amiga a Edimburgo. Permanecí allí un  par de semanas visitando aquellos verdes parajes pero no fué, hasta el último día, en una fiesta en el castillo de Borthwick, cuando conocí a la misteriosa Miss Chloe. Me impresionó su forma de hablar, sus elegancia y su porte distinguido, pero sobretodo ese aire de tristeza que invadía sus ojos. Dicen que sufría por amor, y años después me enteré que paso sus últimos días deambulando de aquí para allá dentro del mismo castillo. Los aficionados a leyendas, comentan que hoy en día se pueden escuchar sus sollozos por los pasillos del Borthwick.

- Pero Clair, ¿por quién sufría la señorita Chloe?

- Ahhhh....Princesa, ya sabes lo que dicen: el corazón tiene razones, que la razón no entiende!


No fue hasta unos años más tarde, cuando por fin entendí aquella liosa frase. Mi preocupación, en aquél momento, no era otra que averiguar más sobre Miss Chloe. Y estaba claro por donde seguir buscando: en El Baúl de la Princesa


De su interior y atemorizada por las fantasmagóricas sombras que producía la luz de mi candil, pude sacar una muñeca vestida completamente de rojo.
“¡Pero si es Caperucita Roja!” Exclamó la señorita McArty al verla. 

PVP 4,5 €
“Princesa, has de tener cuidado con esa muñeca pues  siempre me ha acompañado. Estando en Alemania me la regalaron dos jóvenes  que siempre andaban fantaseando con fábulas e historias, con los que mi familia había entablado cierta amistad. En las cenas que día sí y día también se organizaban en casa, yo, al igual que haces tú ahora, me sentaba tapada hasta las cejas  por mi mantita roja, y dejaba que aquél par de locos me contasen una de sus fábulas.
 -“Algún día, tú serás nuestra protagonista pequeña Clair”.

Tiempo después, tras habernos ido de Alemania, recibí esa muñeca con una dedicatoria que decía: Para la pequeña Clair, nuestra Caperucita Roja.
Y así, la señorita McArty se dirigió a la cocina a preparar chocolate caliente para hacer frente al frio mientras yo no dejaba de pensar en lo mismo: ¿qué otra historia me deparará mañana El Baúl de la Princesa?


Cierto día, y tras insistirle mucho, subimos al desván y abrimos otra vez el Baúl. De entre todas las cosas, sacó un cuadro y un diario. Comenzó entonces, otro relato con el sello McArty:
 
- Allí, en aquél viejo café de Estambul, a los pies del Bósforo, calentaba mi cuerpo con una taza de té y mi alma ojeando los bocetos de mi ajado diario. Fué entonces cuando ví los que había dibujado Paul Calam, un prometedor artista que conocí tiempo atrás, en uno de esos barrios parisinos en los que todo es posible. Paul, era todo imaginación y lejos de centrarse sólo en sus vivencias y alrededores, llenaba cada cuadro de luz, de alegría, de color..., de vida al fin y al cabo.

 



                    Intenté por todos los medios volver a contactar con él y viajé por media Europa en su busca guiada por las pistas que daban amigos en común. Le perdí en Valencia, España aunque yo ya era muy mayor como para continuar su búsqueda...
 
                    Justo cuando la señorta Clair terminaba su historia, ojeé aquellos cuadros de la libreta y decidí que continuaría con su pista. En el diario, en una de esas viejas páginas apergaminadas, había escrita una dirección así que decidí que ése sería mi punto de partida.
Una vez más, comenzaba otra trepidante aventura de El Baúl de la Princesa.

La obra de Paul Calam en  http://calamarte.blogspot.com/
(Consultar precio y disponibilidad)

viernes, 26 de noviembre de 2010

Tras haberme peleado con mi hermana Doris, corrí a casa de la señorita Clair a refugiarme en sus historias y en aquél baúl de sorpresas, y esta vez descubrí una carta con remite de Roma. Yo sólo había visto Roma en los libros y mi conocimiento llegaba al Coliseo y poco más, así que movida por mi curiosidad,  pedí permiso a Clair McArty y acercándola a la luz del candil se puso a leérmela. En aquél momento, cada letra y cada párrafo de esa carta eran versos de la carta más bonita jamás había escuchado. Aquellas palabras eran una amalgama de ilusión, alegría, sufrimiento, y esperanza que era imposible no emocionarse al escucharla.
                                                                                                                                                                                     - "Princesa,-me dijo en aquél momento la señorita McArty-,  hace tiempo viaje a Roma y pasé allí unas vacaciones que difícilmente olvidaré.  Conocí a un periodista americano que, a lomos de una moto pequeña y rápida, me enseñó la ciudad: desde los Foros al Vaticano pasando por la Piazza Navona. Aquellas fueron unas vacaciones realmente inovidables. Aún recuerdo el nombre de aquella moto: Vespa.

PVP 5 €

 A partir de aquél momento, mi mente empezó a fantasear y al llegar a casa, poco me importaban ya las estúpidas burlas de Doris. Ahora ansiaba viajar a Roma en mi propia Vespa, en busca de un  periodista que me mostrase la ciudad. Sin embargo, lo que realmente deseaba, era subir al desván de la señorita McArty y rebuscar, en busca de otra historia fantástica, en El Baúl de la Princesa.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

1. Date una vuelta por el Baúl de la Princesa hasta encontrar lo que más te guste.

2. Envía un email a elbauldelaprincesa@hotmail.com indicando lo que te gusta.

3. En cuanto Clair McArty lo lea, te enviará un correo con toda la información (disponibilidad, gastos de envío...) y cuando confirmes el pedido, te facilitará el número de cuenta.

4. En pocos días también podrás contar que abriste El Baúl..
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