martes, 30 de noviembre de 2010

     De nuevo en el desván la señorita McArty me pidió que le acercara el camafeo negro y blanco, mientras lo miraba con ojos de nostalgia, y me dijo:

    -"¿Lo ves Princesa? perteneció a mademoiselle Juliette, una heroína, aunque no aparezca en los libros. Era una dama de la aristocracia francesa con la que mi familia mantenía negocios. Alta y de buen parecido, era capaz de atraer la atención de todo el mundo al entrar en una sala. Sin embargo, ansiaba ir a encontrarse con su prometido a Nueva York, un joven al que auguraban una brillante carrera en los negocios.

PVP 5 €

Un buen día, apareció con un billete destino a Nueva York y dispuesta a cerrar su etapa en Londres para acudir junto a Sam, su prometido. Era la felicidad personificada.
Días más tarde, nos enteramos que su barco, el Titanic, había sufrido un accidente. Según nos contaron, Mademoiselle Juliette ayudó en las tareas de salvamento de mujeres y niños, aunque por desgracia, jamás volvimos a verla..."

   En ese momento, los ojos de la señorita Clair se llenaron de lágrimas. Para devolverle la sonrisa tan sólo podía hacer una cosa: volver a por otra historia a El Baúl de la Princesa

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