jueves, 23 de diciembre de 2010


Rebuscando en el Baúl, encontré un papel amarillento que parecía tener más años que yo así que pregunté a la señorita McArty por el origen del mismo y por qué guardaba un papel sin nada escrito. Según me explicó, no estaba vacío sino que contenía un mensaje oculto que una joven princesa asiática le había escrito hacía ya mucho tiempo. La princesa, de nombre Lulú, era una niña muy lista a la que le gustaba hacer experimentos de todo tipo para ponerlos en práctica en palacio con sus sirvientes, a quienes traía locos.

Pronto entablaron buena relación ella y la señorita McArty así que durante un tiempo se estuvieron escribiendo. Pasaron los años y la princesa Lulú contrajo matrimonio con un emperador. No obstante, en honor a su amistad, la señorita McArty recibió un mensaje de ella antes del enlace. Dicho mensaje era el que yo tenía entre manos así que decidimos acercar al candil aquél trozo de papel para descubrir lo que estaba escrito:

“ La amistad es como esta caligrafía: puedes no verla, pero siempre estará ahí”

De nuevo, El Baúl de la Princesa se convirtió en algo más que un simple mueble.

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