miércoles, 16 de marzo de 2011

Angie Cubson

Aquella tarde, volvía de la escuela con el morro hasta el suelo, como solía decir mi madre, así que cuando llegué a casa de Clair me puse a realizar las tareas encomendadas sin apenas mediar palabra. La señorita McArty me preguntó una y mil veces que qué me ocurría pero yo, aguantando mi enfado, no abrí la boca  Fue al cabo de un rato cuando entre dientes y con los ojos llenos de lágrimas, musité lo que me ocurría.  

"Los niños del cole se meten conmigo por tener las piernas largas", dije.

Sin mediar ningún comentario, subió al desván sin decir nada y apareció con una foto en blanco y negro y ya amarillenta junto a unas cuantas revistas que en un principio me parecieron de moda y patrones.


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 "¿Ves a la chica de la portada?", me dijo señalando a una modelo apostada junto a un señor con frac en lo que parecía una fiesta y bajo un titular que decía: ULTIMAS NOTICIAS SOBRE EL ROMANCE DEL PRÍNCIPE Y  LA MODELO. Le respondí que sí aunque en realidad, su cara no me era demasiado conocida. 
 "Es Angie Cubson. eramos buenas amigas en el colegio. Yo siempre la defendía por que los chicos se metían con ella por ser muy alta y tener las piernas largas. Ha pasado el tiempo y ahora ella asiste a las mejores fiestas y los mejores diseñadores se la rifan para que desfile con sus vestidos, sus joyas y tocados. De hecho, hace poco ha desfilado en Mónaco con los tocados de Luciabe. Por eso, mi pequeña amiga, no te preocupes por lo que te digan. Dentro de unos años te convertirás en un bella muchachita y quién sabe si encontrarás a tu príncipe..."

Clair McArty se fue hacia la cocina mientras planificaba mi futuro como princesa mientras yo, por mi parte,  fantaseaba cómo sería si yo, que conocía a Luciabe y todas las del cole jugábamos a desfilar por la pasarela con sus tocados, lograse desfilar por París para ella. Me tiré toda la tarde imitando posturitas junto a Clair y poco me importaban ya los comentarios del colegio. Tan sólo me importaba ya lo que El Baúl de la Princesa me había enseñado aquella tarde: no renuncies a tus sueños.

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